sábado, 3 de diciembre de 2016

Evangelio del Domingo


Él os bautizará con Espíritu y fuego

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo:
“Una voz grita en el desierto:
"Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."”
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
« ¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?
Dad el fruto que pide la conversión.
Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras.
Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias.
Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»

Mt 3, 1 12

Por los años 27 o 28 apareció en el desierto del Jordán un profeta original e independiente que provocó un fuerte impacto en el pueblo judío: las primeras generaciones cristianas lo vieron siempre como el hombre que preparó el camino a Jesús.

Todo su mensaje se puede concentrar en un grito: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”. Después de veinte siglos, el Papa Francisco nos está gritando el mismo mensaje a los cristianos: Abrid caminos a Dios, volved a Jesús, acoged el Evangelio.

El papa Francisco nos está indicando todos los días los cambios de actitudes que necesitamos.

•Poner a Jesús en el centro de la Iglesia: “una Iglesia que no lleva a Jesús es una Iglesia muerta”.
•No vivir en una Iglesia cerrada y autorreferencial: “una Iglesia que se encierra en el pasado, traiciona su propia identidad”.
•Actuar siempre movidos por la misericordia de Dios hacia todos sus hijos: no cultivar “un cristianismo restauracionista y legalista que lo quiere todo claro y seguro, y no halla nada”. “Buscar una Iglesia pobre y de los pobres”.
•Anclar nuestra vida en la esperanza, no “en nuestras reglas, nuestros comportamientos eclesiásticos, nuestros clericalismos”.

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