domingo, 27 de marzo de 2016

sábado, 26 de marzo de 2016

Retiro (Viernes Santo)


La reflexión del retiro del Viernes Santo ha girado en torno a "Jesús misericordioso en la Cruz".




Imágenes del Jueves Santo






























jueves, 24 de marzo de 2016

Retiro (Jueves Santo)


Os dejamos unas imágenes del retiro de hoy, en el que la reflexión ha girado en torno al tema "La misericordia de Dios se hace Eucaristía".

¡Feliz día del AMOR FRATERNO!




sábado, 19 de marzo de 2016

Vivir la Semana Santa contemplando la misericordia


La Semana Santa es un tiempo especial para los cristianos. En unos pocos días se condensan los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Podemos quedarnos con lo externo, las procesiones, las cornetas y tambores, los dulces típicos o podemos aprovechar esta semana y en especial los días del triduo pascual para renovar nuestra fe, contemplando la Semana Santa desde la óptica de la Misericordia, cuyo año jubilar estamos celebrando.

La Misericordia nos invita a fijarnos en los detalles, en las personas, en sus sentimientos, en sus necesidades y por eso vamos a centrar la mirada en Jesús y en los distintos episodios que conmemoramos en estos días.

Jesús el aclamado….

El Domingo de Ramos puede ser denominado el día de la alabanza. Jesús entra triunfante en Jerusalén, imitando la entrada que hacían los romanos tras las victorias en las batallas. Pero algo cambia, no va montado en un caballo sino a lomos de un pollino que es el animal más humilde. Jesús quiere dar una lección de humildad y la gente lo vitorea, no sólo los que le seguían sino también habría alguno que se unió simplemente porque estaba colocado al borde del camino, o en el bordillo de la acera como tantas veces nos situamos a ver qué pasa. Que el paso del Señor no nos pille con los ojos cerrados, pues nos perderemos el milagro de ver cómo los humildes son enaltecidos.

Jesús el servicial….

Lavar los pies, limpiar la casa, hacer la comida,... en definitiva servir al otro no es tarea de siervos, sino ejemplo de amor. “Quien quiera ser el último que sea vuestro servidor” nos dice el Maestro. Estamos acostumbrados a que todo nos lo den hecho, a que nos resuelvan los problemas. Pero nosotros también tenemos que poner de nuestra parte. Tenemos que aportar nuestro pan, nuestros talentos, para seguir dando de comer a todo el que lo necesita, para calmar la sed y lavar las heridas con la certeza de que todos estamos invitados a compartir la misma mesa, a vivir la misma vida.

Jesús el entregado….

Amar es entregarse y Jesús se entregó por amor. El amor es perfecto cuando olvidamos las injurias, los salivazos, cuando perdonamos de verdad. El amor brota incluso de la soledad, de la decepción del abandono. El amor es pensar en cumplir la voluntad, empeñarse en conseguir la meta aunque cueste. Miramos al Crucificado y la fe nos hace ver más allá de un hombre muerto que ha sido humillado y avergonzado. La fe nos muestra un ejemplo a seguir, una invitación a cargar con esa cruz simbólica que son nuestras limitaciones y ponernos en camino, aunque sea cuesta arriba, para entregar nuestra vida por los demás, para gastarla en construir un mundo mejor.

Jesús el encontradizo….

Las Marías fueron a buscarle de mañana y no se encontraron con la puerta cerrada, sino con la piedra movida y el sepulcro vacío. No estaba allí porque ha resucitado. Podía haberse conformado con eso, con no estar donde lo buscan, pero lejos de esconderse, se hace el encontradizo con muchos. Se aparece a María Magdalena, a los Apóstoles, camina con los de Emaús, porque Cristo quiere seguir con nosotros. ¿Y por qué no nos hacemos también nosotros los encontradizos y salimos al encuentro del otro, a compartir la vida, las ilusiones, a acompañarles? Seguro que esto nos ayudaría a hacer una Iglesia más viva que se alimenta de la alegría de la Resurrección.

Horarios Semana Santa






miércoles, 16 de marzo de 2016

San José, el padre educador (en la fiesta de San José)


La escultura de San José con Jesús de niño que está fuera de la Iglesia, nos evoca otro gran tema de la representación de san José. Es el padre educador, que con paciencia enseña a Jesús todo lo que sabe. En nuestra escultura aparece José con la mano en el hombro del niño, mirándole a la cara en actitud de diálogo y de cariño, con una sierra en la mano.

Reflexionar sobre la educación de los hijos es una tarea imprescindible en nuestro mundo.

Educar no solo es transmitir conocimientos que el niño aprende como un papagayo. Educar es acompañar el proceso de aprendizaje de los niños. Un proceso que nunca termina. En este proceso, lo importante es dotar a los niños de los instrumentos para despertar su curiosidad; es descubrir con ellos el mundo, la vida con sus propios ojos, no con los nuestros. Educar es aprender a mirar lo que nos hace daño, lo que nos impide ser más felices, lo que provoca injusticias a nuestro alrededor… Educar es transformar con nuestras manos y nuestra cabeza todo lo que nos impide crecer como personas, como comunidad. Cuando desentrañamos la realidad con los más pequeños descubrimos los valores que nos hacen más personas, junto con los contravalores que nos hieren.

José, que es el educador de Jesús, se ve sorprendido cuando se cambian los papeles y es Jesús quien le educa a él. Hay algo en los niños y en los jóvenes que nos enseña a nosotros, si tenemos paciencia.

En nuestra parroquia ha de surgir una pregunta: ¿Cómo podemos acompañar a los niños y a los jóvenes para que descubran el gran tesoro de la fe? Quizá no hay una sola respuesta para esta gran pregunta. Lo que sí parece claro es que la fe no se puede meter con un calzador. Ha de ser siempre un proceso de descubrimiento progresivo.


sábado, 12 de marzo de 2016

Celebración de la penitencia



Nuevo número de La Vidriera


El nuevo número de la hoja parroquial La Vidriera ya se puede descargar haciendo click aquí.
Tiene toda la información sobre los horarios de Semana Santa en la Parroquia.


viernes, 4 de marzo de 2016

Evangelio del Domingo


Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecado­res a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:
—«Ese acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola:
—«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.”
El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emi­gró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.
Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre te­rrible, y empezó él a pasar necesidad.
Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer.
Recapacitando entonces, se dijo:
“Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi pa­dre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.”
Se puso en camino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba le­jos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.
Su hijo le dijo:
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.”
Pero el padre dijo a sus criados:
“Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebre­mos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.”
Y empezaron el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo.
Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y lla­mando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.
Este le contestó:
“Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, por­que lo ha recobrado con salud.”
Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
Y él replicó a su padre:
“Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una or­den tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.”
El padre le dijo:
“Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías ale­grarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.”»


Lc 15, 1-3. 11-32


La desconcertante justicia de Dios

El evangelio de este domingo, es la parábola del Hijo Pródigo. Un evangelio muy conocido y meditado. Pero siempre encontramos en esta parábola algo nuevo que nos sorprende. De las muchas cosas que podríamos decir sobre esta parábola, hoy solo vamos a señalar una: la justicia de Dios.
Lo primero que nos sorprende es la exigencia del hijo pequeño a su padre: “dame la parte que me corresponde de la fortuna”. Y el padre, sin rechistar, ofrece a sus hijos su fortuna a partes iguales. Casi siempre los hombres nos hemos creído con derechos frente a Dios: derecho a la propiedad, derecho a disponer de nuestra vida, derecho a manejar la creación y la naturaleza a nuestro antojo. Jesús nos dice: “al que te pide, dale”. Esta máxima quizá sea un pensamiento tomado del Padre que lo da todo a sus hijos sin guardarse nada. Frente a la justicia humana, que solo da a cambio de algo, está la justica de Dios que se despoja de todo para entregárselo a sus hijos. Por eso Dios deja de ser dios para adoptar la figura de un Padre o una Madre que no niega nada a sus hijos.
Por otro lado está el asunto final de los problemas que le plantean sus dos hijos. Frente al pequeño, el padre tendría que haber impuesto un castigo. Es lo que se merecía. Así lo cree el hijo mayor, así lo creemos todos. Pero Dios hace una fiesta por haberlo recobrado, después de haber esperado largo tiempo con paciencia. Frente al mayor, que planta cara a su padre, socavando su autoridad, le ofrece todo lo que tiene. Una justicia así, solo se entiende desde el amor misericordioso, desde el que tiene en su cabeza un solo objetivo: crear comunidad fraterna, crear hogar y familia por encima de todo; por encima de las posesiones y riquezas, por encima de todo poder y autoridad. Dejémonos seducir por la desconcertante justicia de Dios.


Via Crucis



Nuevo número de La Vidriera


El número 81 de La Vidriera, correspondiente a marzo de 2016, ya puede descargarse haciendo click aquí. Este fin de semana se repartirá en la Parroquia.